

Fecha de publicación: 19 de noviembre de 2008
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strong>Una investigación concluye que un tercio de la superficie de Marte estuvo cubierta de agua>Los datos proporcionados por la sonda "Mars Odissey" evidencian que hubo un océano 20 veces mayor que el Mediterráneo--------------------------------------------------------------------------------
Un tercio de la superficie de Marte estuvo cubierta de agua en el pasado, indican las evidencias descubiertas por un equipo internacional dirigido por la Universidad de Arizona (Estados Unidos) y con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Los científicos han llegado a esta conclusión tras analizar los datos del espectrómetro de rayos gamma (GRS) que incorpora la sonda "Mars Odissey", informaron desde el CSIC.
El GRS, operado desde el Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona, es capaz de detectar elementos enterrados hasta 35 centímetros bajo la superficie. "Hemos comparado los datos del GRS sobre potasio, torio y hierro por encima y por debajo de dos líneas de costa: una más antigua que delimita un gran océano que cubría un tercio del planeta y otra segunda línea más joven que marca la existencia de un océano interior menos extenso", explicó James M. Dohm, director de la investigación. Los investigadores han usado además datos del altímetro láser de la sonda "Mars Global Surveyor" para obtener mapas topográficos de la superficie marciana.
Según estos expertos, las zonas más ricas en potasio, torio y hierro se sitúan por debajo de estas líneas de costa paleoceánicas, lo que sugiere que el agua de la superficie de Marte disolvió, transportó y concentró estos elementos en el pasado. "Nuestra investigación nos lleva a plantearnos si la razón de que veamos mayor concentración de estos elementos por debajo de las antiguas líneas de costa es que el agua y las rocas que los contenían fueron arrastrados desde las tierras altas a las bajas, donde se habrían asentado en forma de grandes cuerpos de agua", apuntó Dohm.
Cometido del CSIC
Delimitar las líneas de costa que marcan los límites de los océanos marcianos ha sido el cometido del CSIC en este trabajo. "Estas líneas se dibujan en función de cambios de pendiente, diferencias en la textura de materiales o rasgos erosivos que suelen ser muy difíciles de interpretar, porque ha pasado mucho tiempo y porque son muy diferentes a las líneas de costa terrestres", detalló el geólogo del CSIC Javier Ruiz Pérez, del Centro de Biología Molecular.
Las primeras líneas de costa marcianas fueron propuestas a finales de los 80 por Timothy Parker, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de Pasadena (Estados Unidos). Se trataba de tres líneas a diferentes niveles topográficos, lo que correspondía a océanos cada vez menos profundos y más bajos, en lo que suponía una progresiva desaparición del agua de Marte. La labor de Ruiz Pérez ha consistido en revisar y corregir los trabajos originales de Parker, separando y reagrupando datos y obteniendo las dos líneas paleocosteras usadas en la investigación.
La primera línea, más extensa y antigua, evidencia la existencia de un océano 20 veces mayor que el Mediterráneo y que cubría un tercio de la superficie marciana. La segunda línea, interior y más joven, corresponde a un océano más pequeño, sólo 10 veces mayor que el Mediterráneo. "La primera línea representaría el límite más alto del océano, mientras que la segunda se refiere a un océano posterior o más bajo, quizá el mismo que se secó progresivamente", señaló Ruiz. "En cualquier caso, la existencia de antiguos océanos no indica un Marte primitivo similar a la Tierra, pero sí que al menos durante ciertos periodos se dieron las condiciones para acumular grandes cuerpos de agua en las zonas más bajas del planeta", añadió.
Fecha de publicación: 30 de mayo de 2008
Una investigación señala que el agua de Marte podría ser demasiado salada para albergar vida
Sus autores recuerdan que la existencia de organismos vivos depende de las propiedades del agua
Ya era algo conocido que muchas rocas de Marte contienen minerales formados, probablemente, por la evaporación de agua. Ahora, un estudio publicado en la revista "Science" señala que esa agua podría ser demasiado salada para la vida de los organismos conocidos hasta el momento.
"Dado que el agua líquida es un requisito para todos los organismos en la Tierra, las pruebas de agua en la actualidad o en el pasado se han considerado como un requisito primario para la existencia de ambientes habitables en Marte", indica el informe. "La exploración 'in situ' y orbital de la superficie marciana ha mostrado que de manera intermitente ha habido en Marte agua líquida acídica y agua salina", señala el texto. "La habitabilidad de esas aguas depende, en grado crítico, de la actividad del agua, una medida termodinámica de la salinidad que, para los organismos terrestres, tiene límites claramente definidos", añade el trabajo.
Los científicos han compilado los datos geoquímicos obtenidos de la planicie conocida como Meridiani Planum, ubicada dos grados al sur del ecuador marciano, y de otros ambientes del planeta donde se han precipitado los minerales de las salinas. "Una evaluación más amplia de la habitabilidad requiere que vayamos más allá de la mera presencia del agua para considerar sus propiedades", escriben los investigadores. "El agua puede ser un requisito para la vida en la Tierra, pero no todas las aguas de la Tierra son habitables", añaden. Los resultados indican que el agua que haya derivado de los minerales que los investigadores han observado en Marte debe de haber sido extremadamente salobre, mucho más que cualquier fluido natural conocido en la Tierra.
La difusión de este estudio, encabezado por Nicholas Tosca, del Departamento de Biología de Organismos y Evolución en la Universidad de Harvard, coincide con el comienzo de los trabajos en Marte de la sonda "Phoenix", que estudiará el agua en la región septentrional del planeta. La zona donde "Phoenix" hará sus estudios se encuentra en las latitudes más altas del hemisferio norte de Marte, donde se ha confirmado la presencia de hielo bajo la superficie desde comienzos de 2002, con las observaciones desde el satélite "Mars Oddysey".
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